Los ojos de ella se
fijaron en los de él, los marrones se llenaban de lágrimas. Tropezó
un paso adelante, cayendo contra él, y él envolvió sus brazos
alrededor de ella, sosteniéndola mientras temblaba y lloraba en
silencio. Edward cerró los ojos, preguntándose cómo podía notar
la forma en que su pequeño cuerpo encajaba exactamente contra el de
él, su cabeza perfectamente encajada bajo la barbilla de él, en un
momento como ese.