“Bella, es una
tradición.”
“No me importa,”
resoplé, con las manos en las caderas. “¡No voy a hacerlo!”
Edward rodó los ojos.
“No entiendo porqué haces este escandalo por ello.”
“¿Escándalo?”
grité, aclarándome la garganta para bajar un poco los decibelios.
“No estoy haciendo un escándalo, Edward. Estoy haciendo un punto.
'¿Le servirás y obedecerás?' ¿En serio? Vamos a cambiar los
votos.”
“Bella, no podemos cambiar los votos.”