Miró al cielo. La
lluvia no parecía muy lejos. Sin embargo, siendo Forks, nunca lo
estaba. Pero aún así. El papel se empaparía...
La puerta abriéndose
llamó su atención, y Edward se mordió el interior de la mejilla
cuando apareció Bella en el umbral de la puerta. Se quedó
completamente quieto, con la respiración atascada en la garganta.
Solo verla le dejó fascinado, aunque ella no llevaba nada
remotamente revelador.
Simplemente era...
Era bueno verla.
Demasiado bueno. Sentía como si finalmente pudiera respirar
profundamente después de pasar demasiado tiempo sin aire.
― ¿Qué, ahora me
acosas? ― preguntó ella, cruzando los brazos mientras se inclinaba
contra el marco de la puerta.